La ciudad de Barcelona es conocida mundialmente como capital de la arquitectura modernista, y millones de turistas visitan cada año la Sagrada Familia, el Park Güell y La Pedrera de Gaudí, el Hospital de Sant Pau y el Palau de la Música, de Domènech i Montaner, o la Casa Amatller y la Casa de les Punxes, de Puig i Cadafalch.
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La espectacularidad y exuberancia de estas obras, junto al también importante legado de la Barcelona medieval, ha llevado a que la arquitectura moderna pase un tanto desapercibida en la capital catalana, pese a que en los últimos años la ciudad ha acumulado destacados proyectos de arquitectos galardonados con el Premio Pritzker, considerado el Nobel de la Arquitectura.